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Definición de obsolescencia programada (o planificada)

Significado de obsolescencia programada: Se denomina obsolescencia programada a la determinación, la planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio ...
13-07-2025 19:47
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Definición de obsolescencia programada (o planificada)

 

Se denomina obsolescencia programada (o planificada) a la estrategia deliberada por parte de fabricantes o empresas de diseñar productos o servicios con una vida útil limitada, de modo que, tras un período de tiempo previamente calculado, estos se vuelvan obsoletos, no funcionales, inútiles o inservibles. Esta planificación se realiza durante la fase de diseño, estableciendo mecanismos que provocan el fin anticipado del funcionamiento del producto, obligando así a los consumidores a adquirir uno nuevo.

Un ejemplo clásico es el de impresoras que dejan de funcionar tras un número determinado de impresiones, o teléfonos móviles que, tras ciertas actualizaciones, disminuyen su rendimiento hasta volverse casi inutilizables. Otro caso histórico es el cartel Phoebus, en el que los principales fabricantes de bombillas acordaron limitar intencionalmente la vida útil de sus productos.

Contrasta con la obsolescencia tecnológica, donde los productos son sustituidos por razones de moda o cambios menores de versión, sin que necesariamente hayan dejado de funcionar.

La obsolescencia programada es común en la industria de consumo masivo. Se implementa mediante el uso de materiales de menor calidad, componentes con vida útil reducida, diseños que dificultan la reparación o la actualización, y la falta de repuestos. Por ejemplo, algunos electrodomésticos modernos utilizan piezas plásticas en lugar de metálicas para reducir costos y acortar su duración.

Esta práctica genera diversas consecuencias negativas:


  • Impacto ambiental: El descarte prematuro de productos incrementa la cantidad de residuos electrónicos y sólidos, saturando vertederos y contaminando el medio ambiente. Además, la fabricación de nuevos productos implica mayor consumo de recursos y emisiones de gases de efecto invernadero.

  • Impacto económico y social: Los consumidores se ven forzados a gastar más dinero en reemplazar productos en vez de repararlos, lo que puede afectar su economía personal y aumentar la desigualdad.



Algunos países han implementado regulaciones para combatir la obsolescencia programada, como leyes que obligan a los fabricantes a ofrecer repuestos, extender las garantías o facilitar la reparación de productos. También se promueven etiquetas de durabilidad y reparabilidad, y campañas de concientización sobre el consumo responsable.


Resumen: obsolescencia programada



La obsolescencia programada es la práctica de diseñar productos o servicios para que dejen de funcionar o se vuelvan obsoletos tras un tiempo determinado, obligando a los consumidores a reemplazarlos. Se diferencia de la obsolescencia tecnológica, que responde a cambios de moda o versiones.


¿Cuál es el origen de la obsolescencia programada?



El concepto de obsolescencia programada surgió en la década de 1920, cuando fabricantes de bombillas, agrupados en el cartel Phoebus, acordaron reducir la vida útil de sus productos para aumentar las ventas y maximizar beneficios.


¿Qué tipos de obsolescencia programada existen?




  • Obsolescencia física: El producto o servicio se deteriora, se rompe o deja de funcionar tras un tiempo preestablecido. Ejemplo: electrodomésticos cuya reparación es más costosa que comprar uno nuevo.

  • Obsolescencia psicológica: El consumidor percibe que el producto está pasado de moda o desfasado, aunque siga funcionando. Ejemplo: ropa o teléfonos inteligentes que se consideran anticuados por la llegada de nuevos modelos.




¿Qué consecuencias tiene la obsolescencia programada en el medio ambiente?



La obsolescencia programada incrementa la generación de residuos, ya que los productos se descartan antes de agotar su vida útil real. Esto provoca contaminación, sobrecarga de vertederos y mayor demanda de recursos naturales para fabricar nuevos productos, contribuyendo al cambio climático.


¿Qué medidas se pueden tomar para combatir la obsolescencia programada?




  • Fomentar la reparación y el mantenimiento de productos.

  • Promover la fabricación de productos duraderos y de calidad.

  • Establecer regulaciones que obliguen a los fabricantes a ofrecer repuestos y garantías extendidas.

  • Impulsar la economía circular, el reciclaje y la reutilización de productos.

  • Concienciar a los consumidores sobre la importancia de elegir productos reparables y sostenibles.




¿Qué ventajas tiene la obsolescencia programada para los fabricantes?




  • Incremento de ventas y beneficios por la necesidad de reemplazo frecuente de productos.

  • Facilita la introducción rápida de innovaciones y nuevos modelos en el mercado.

  • Permite a las empresas mantener un flujo constante de ingresos.



Sin embargo, estas ventajas empresariales suelen ir en detrimento del consumidor y del medio ambiente.


¿Qué medidas están tomando los gobiernos para combatir la obsolescencia programada?



Algunos gobiernos han adoptado políticas como:


  • Etiquetas de durabilidad y reparabilidad para informar al consumidor.

  • Regulaciones que obligan a los fabricantes a facilitar la reparación y el acceso a repuestos.

  • Promoción de la economía circular y el reciclaje.

  • Leyes que extienden las garantías y sancionan la obsolescencia programada.

  • Campañas educativas para alentar el consumo responsable y el alargamiento de la vida útil de los productos.







Autor: Leandro Alegsa
Actualizado: 13-07-2025

¿Cómo citar este artículo?

Alegsa, Leandro. (2025). Definición de obsolescencia programada. Recuperado de https://www.alegsa.com.ar/Dic/obsolescencia_programada.php

Diccionario informático



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  • ¿En qué consiste la cultura de descarte?

    Nombre: Santiago - Fecha: 03/10/2023

    ¡Hola! Me interesa saber más sobre la cultura de descarte, ¿podrías explicarme en qué consiste? Quiero entender mejor este concepto. ¡Gracias!

    Respuesta
    La cultura de descarte es un término que se utiliza para describir una mentalidad y práctica de desecho y rechazo de objetos, personas o ideas, considerándolos como obsoletos o sin valor. Esta cultura promueve la idea de que todo es reemplazable rápidamente por algo nuevo y mejor.

    En el ámbito tecnológico, por ejemplo, la cultura de descarte se manifiesta en la constante actualización y cambio de dispositivos electrónicos, donde los productos más antiguos son desechados sin considerar su posible reutilización o reparación.

    Esta cultura también puede verse en otros aspectos de la sociedad, como en el consumo excesivo, la producción masiva de bienes desechables y el poco cuidado del medio ambiente. Además, puede tener consecuencias negativas tanto a nivel social como ambiental, ya que genera desperdicio innecesario y contribuye al agotamiento de los recursos naturales.

    Es importante fomentar una mentalidad basada en la sostenibilidad, el cuidado del medio ambiente y el aprovechamiento responsable de los recursos. Esto implica valorar y cuidar lo que tenemos, promover la reutilización y reparación de objetos, así como también reflexionar sobre nuestras prácticas de consumo.

    La cultura de descarte también tiene un impacto significativo en la sociedad y en las relaciones humanas. Promueve una actitud de desapego emocional hacia las personas, considerándolas fácilmente reemplazables y prescindibles. Esto puede llevar a la falta de compromiso y empatía en nuestras relaciones interpersonales, generando una sociedad individualista y fragmentada.

    En el ámbito económico, la cultura de descarte fomenta una mentalidad de consumo impulsivo y compulsivo. Se nos bombardea constantemente con publicidad persuasiva que nos dice que necesitamos adquirir productos nuevos y de última moda para estar a la altura de las expectativas sociales. Esto lleva a un ciclo interminable de compra y desecho, en el que los objetos se convierten en meros símbolos de estatus y gratificación instantánea.

    Por otra parte, la cultura de descarte también tiene consecuencias negativas para el medio ambiente. El constante desecho de productos y el uso excesivo e irresponsable de los recursos naturales contribuyen a la contaminación y al cambio climático. Los vertederos de basura son cada vez más grandes y el proceso de producción de bienes desechables genera una enorme huella de carbono.

    En resumen, la cultura de descarte es una mentalidad y práctica que promueve el desecho y rechazo constante de objetos, personas e ideas. Esta cultura se manifiesta especialmente en el ámbito tecnológico, pero también tiene impactos en la sociedad, la economía y el medio ambiente. Es importante fomentar una mentalidad basada en la sostenibilidad, valorando y cuidando lo que tenemos, promoviendo la reutilización y reparación de objetos, y reflexionando sobre nuestras prácticas de consumo.

    ¿Cuál es el origen de la cultura de descarte y cómo ha evolucionado a lo largo de la historia?



    La cultura de descarte tiene sus raíces en la Revolución Industrial, cuando se buscaba maximizar la producción y el consumo a cualquier costo.

    A medida que la tecnología avanzaba, los productos se volvían obsoletos más rápidamente, fomentando así la mentalidad de desechar lo viejo y adquirir lo nuevo. Con el tiempo, esta mentalidad se ha intensificado con la popularización de productos desechables y la creciente demanda de bienes de consumo.

    ¿Qué impacto tiene la cultura de descarte en el medio ambiente?



    La cultura de descarte tiene un impacto significativo en el medio ambiente. La producción masiva de bienes desechables genera una gran cantidad de residuos, muchos de los cuales no son biodegradables y terminan acumulándose en vertederos o contaminando los océanos.

    Además, la extracción y el procesamiento de los recursos naturales necesarios para la fabricación de estos productos contribuyen a la deforestación, la degradación del suelo y la contaminación del agua y el aire.

    ¿Cuáles son las consecuencias sociales y económicas de la cultura de descarte?



    En el ámbito social, la cultura de descarte fomenta una mentalidad de consumismo y una sociedad basada en la posesión de bienes materiales.

    Esto puede generar frustración y desigualdad, ya que muchas personas no pueden permitirse seguir el ritmo del consumismo y se sienten excluidas.

    Además, la producción intensiva y la obsolescencia planificada de productos generan un ciclo de desperdicio y explotación, lo que afecta negativamente las condiciones laborales de los trabajadores y las comunidades locales.

    ¿Existen alternativas a la cultura de descarte y cómo se pueden implementar?



    Sí, existen alternativas a la cultura de descarte. Una opción es promover la economía circular, que se enfoca en reducir, reutilizar y reciclar los productos en lugar de desecharlos.

    Esto implica diseñar productos duraderos, reparables y reciclables, así como fomentar la reutilización y el reciclaje de materiales. Además, promover la conciencia y educación sobre los impactos ambientales y sociales de la cultura de descarte puede generar una mayor demanda de productos sostenibles y responsables.

    También es importante que los gobiernos implementen políticas y regulaciones que fomenten prácticas más sostenibles en la producción y el consumo.
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